Cómo el conector OBD transformó la reparación de automóviles.
El mundo de la automoción y su mecánica avanza a un ritmo frenético. El primer vehículo motorizado que se conoce, creado por Joseph Cugnot en 1769, se componía de una montura a la que se adaptó una gran caldera donde el agua se calentaba con leña y producía vapor. Este, al alcanzar determinada presión, impulsaba los pistones de dos cilindros laterales que actuaban sobre unas ruedas dentadas. Este sistema transformaba el movimiento lineal del vapor en un movimiento circular, haciendo girar la única rueda tractora del vehículo. Este «simple» sistema, a día de hoy, ha mutado en un fascinante y complejo amasijo de cables y sensores.
Para controlar todo ese conjunto de conexiones, una de las piezas clave en este rompecabezas es el conector OBD (On Board Diagnostics o Diagnóstico a bordo). Este pequeño dispositivo es un puente entre el conductor y el corazón del vehículo, la centralita, permitiendo un diagnóstico preciso y eficiente de los posibles problemas que pueda tener el coche.
¿Qué es el conector OBD de un coche?
El conector OBD es un sistema presente en la mayoría de los coches modernos que sirve para conectar un escáner que diagnostica posibles problemas del vehículo. El conector OBD es un puerto de comunicación entre todas las unidades de mando que hay en el coche y un ordenador externo para poder diagnosticar, programar o codificar los diferentes dispositivos electrónicos del vehículo.
Por lo general, el conector se localiza debajo del tablero de instrumentos en el área del conductor, cerca de la columna de dirección. Tiene una forma trapezoidal o en forma de D con 16 pines.
Tipos principales de conectores OBD
Existen varios tipos de conectores OBD, pero los más comunes son el OBD-I y el OBD-II. El OBD-I fue el primer sistema de diagnóstico a bordo y se utilizó hasta mediados de los años 90. Sin embargo, cada fabricante tenía su propio sistema, lo que dificultaba la compatibilidad entre diferentes marcas.
Para solucionar este problema, se introdujo el OBD-II. Este sistema es universal y se utiliza en todos los coches fabricados desde 1996. El OBD-II es más avanzado que su predecesor y puede detectar y diagnosticar una amplia gama de problemas del vehículo. Llega a Europa y se convierte en obligatorio en el año 2000 para los motores gasolina, en el año 2003 para los diésel y en 2005 para los camiones.
Para qué sirve y cómo se utiliza el conector OBD
Entre otros, el sistema OBD verifica el estado de todos los sensores involucrados en las emisiones, por ejemplo, el sistema de inyección o la entrada de aire al motor. Cuando algo falla, el sistema informa al conductor encendiendo una luz de advertencia en el cuadro central.
Además de la luz de emergencia, el dispositivo ofrece un registro del fallo y sus posibles causas. Esta es la ayuda que el sistema OBD ofrece a los talleres, ya que para cada fallo ocurrido existe un código asignado y cada fallo tiene una explicación y una solución.
- El primer dígito es una letra, P, B, C o U, que corresponde, respectivamente, a Electrónica de Motor y Transmisión, Carrocería, Chasis o No definido.
- El segundo indica la organización responsable de definir el dígito, pudiendo ser 0 (código común a todas las marcas) o 1 (código del fabricante de tu coche).
- El tercer dígito corresponde a una función específica de tu automóvil. Así, 0 es sistema electrónico completo; 1 y 2, control del aire y combustible; 3, sistema de encendido; 4, control emisión auxiliar; 5, control de velocidad y ralentí; 6, ECU y entradas y salidas; y 7, transmisión.
- Finalmente, el cuarto y quinto dígito están relacionados con el fallo específico del vehículo.
Cómo la electromecánica facilita el día a día
En conclusión, el conector OBD es utilizado por todos los mecánicos para entender el estado de salud de tu vehículo. Incluso, es posible que hayas notado, al ir a pasar la revisión, que la ITV se ha conectado a la centralita de tu coche. Esto lo han hecho a través del conector OBD.
En la actualidad podemos encontrar en Internet por cerca de 10 euros unos lectores de código que, conectados a un móvil, una tablet o un portátil a través de bluetooth o WiFi, nos permiten saber cuáles son los errores más comunes en el motor y las emisiones de un coche.
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